
Durante décadas, el precio de los videojuegos ha sido objeto de debate entre jugadores, desarrolladores y distribuidores. Pero, ¿realmente estamos pagando más que nunca por jugar? Un vistazo a la evolución histórica del precio medio de los videojuegos revela una tendencia que puede sorprender a más de uno.
En los años 90, comprar un videojuego nuevo podía costar alrededor de 8.000 pesetas (unos 48 € actuales), una cifra que no estaba muy lejos de lo que pagamos hasta hace poco por un título de PS4 o Xbox One. Sin embargo, a pesar de que durante años el estándar fue mantenerse en torno a los 60 €, la industria ha iniciado una nueva escalada.
Con la llegada de la nueva generación y el aumento de los costes de producción, títulos AAA como The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, Final Fantasy VII Rebirth o Call of Duty: Modern Warfare III se han lanzado a 70 o incluso 80 €. Más recientemente, casos como Mario Kart World para Nintendo Switch 2 —con un precio de venta al público de 89,99 €— o las declaraciones de Randy Pitchford (CEO de Gearbox), defendiendo que “un fan de verdad pagará 80 o 90 euros sin problema”, han reabierto la polémica.
A continuación, te mostramos un gráfico que ilustra cómo han cambiado los precios de los videojuegos en los últimos 35 años. La comparación ayuda a entender si este aumento responde a una lógica de mercado, a decisiones corporativas… o si simplemente hemos normalizado algo que antes nos parecería impensable.
Evolución del precio medio de videojuegos (1990-2025)

Aquí tienes el gráfico de la evolución del precio medio de los videojuegos entre 1990 y 2025. Como puedes observar:
- En los años 90, el precio medio rondaba los 50 €.
- Durante los 2000 y 2010, el estándar se estabilizó en torno a los 60 €.
- A partir de 2020, los precios empezaron a subir de nuevo, llegando a los 70 €.
- En 2025, con títulos como Mario Kart World o Borderlands 4, el precio medio se sitúa ya cerca de los 80-90 €, dependiendo del formato y la plataforma.
¿Qué significa esto?
La gráfica refleja una tendencia creciente, especialmente desde 2020. Aunque el argumento de figuras como Randy Pitchford es que siempre hemos pagado precios altos por nuestros juegos favoritos, el contexto actual ha cambiado: el salario medio, el modelo digital, los servicios de suscripción y el coste de desarrollo han alterado completamente el equilibrio entre valor y accesibilidad.
Esta subida también reaviva el debate sobre la sostenibilidad del modelo tradicional de compra, especialmente cuando alternativas como Game Pass o PS Plus Extra ganan terreno.
Como se puede ver, aunque los videojuegos ya eran caros en los años 90, la tendencia actual muestra un crecimiento constante desde 2020. Este contexto plantea varias preguntas: ¿cuánto estamos dispuestos a pagar por un juego? ¿Es sostenible este modelo frente a las plataformas de suscripción? ¿Dónde está el límite?
La industria sigue cambiando, y con ella, la forma en que consumimos videojuegos. Lo que antes era un lujo ocasional, hoy se ha convertido en una rutina que puede costar más de 80 € por cada nuevo lanzamiento.






