
Hideo Kojima regresa con Death Stranding 2, una secuela que no busca reinventar nada, sino perfeccionar una fórmula que ya era única. Death Stranding 2: On the Beach es una evolución directa del original, más completo, más profundo y mucho más pulido.
Cuando Death Stranding llegó al mercado en 2019, dividió a los jugadores como pocas veces lo ha hecho un juego. Su mezcla de soledad, misticismo, repartos de Amazon y filosofía postapocalíptica convirtió la propuesta en una rara avis. Ahora, su secuela no intenta repetir esa sorpresa, sino solidificar todo lo que hizo bien, añadiendo más capas de profundidad jugable, narrativa y emocional.
La historia continúa: Sam Porter ahora es padre, y el mundo sigue roto
Esta vez la aventura arranca en México, con Sam —interpretado de nuevo por Norman Reedus— viviendo una nueva etapa como padre. Pero la amenaza del Death Stranding no ha desaparecido, y nuestro protagonista se ve obligado a volver a conectar estaciones de la red quiral, ahora entre México y Australia.
La narrativa vuelve a ser una combinación de emociones intensas, momentos surrealistas marca de la casa y reflexiones sobre la vida, la muerte, la maternidad y la conexión humana. El elenco de personajes nuevos y conocidos (como la tripulación del DHV Magellan) aporta una variedad notable, y hasta figuras como Dollman, una marioneta en stop motion, logran funcionar en un universo que solo Kojima sabe hacer creíble.

Jugabilidad continuista, pero mucho más sólida
Death Stranding 2 no rompe con el esquema jugable del primero, sino que lo mejora de forma inteligente. El sistema de encargos y desplazamiento sigue siendo la base de todo, pero ahora hay un árbol de habilidades que nos permite personalizar aún más nuestra forma de jugar. Además, se han añadido nuevas herramientas, vehículos mejorados, estructuras y hasta un monorraíl desbloqueable para transportar recursos.
El componente cooperativo online vuelve con fuerza: puedes construir puentes, entregar recursos a otros jugadores y contribuir al mundo común. Kojima sigue apostando por un mensaje positivo de colaboración y solidaridad.

Más acción, mejor sigilo
Uno de los puntos débiles del primer juego fue el combate. Aquí se ha reforzado con nuevas armas, animaciones mejoradas y un «gunplay» más satisfactorio. Podemos usar desde escopetas hasta lanzacohetes, y se ha añadido la posibilidad de guardar la carga antes de entrar en combate.
Eso sí, los combates contra jefes siguen siendo poco inspirados, y el sigilo, aunque más funcional, no termina de competir con los grandes del género. Aun así, son mejoras significativas que amplían las posibilidades jugables.

Un mundo que sigue impresionando visual y sonoramente
Death Stranding 2 vuelve a usar el motor Decima de Guerrilla Games, con escenarios realistas, efectos climáticos impresionantes y un diseño de sonido a la altura del genio japonés. Las piezas musicales están perfectamente colocadas y ahora puedes usar un reproductor para escucharlas mientras exploras. Las voces (en español y en inglés) son sobresalientes.
LO MEJOR | LO PEOR |
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Perfecciona todos los sistemas del original | No sorprende como la primera entrega |
Historia emocionante, extraña y única | Batallas contra jefes mejorables |
Personajes carismáticos que solo Kojima puede crear | Repite algunas situaciones idénticas al primer juego |
Mejora clara del sistema de combate y del sigilo | Algunas escenas tienden al exceso de excentricidad |
Gran variedad de herramientas, vehículos y opciones de progresión | Jugabilidad muy continuista: si no te gustó el primero, este no te gustará |
Conclusión
Death Stranding 2: On the Beach es la confirmación de que Kojima no necesita reinventar su fórmula para seguir ofreciendo experiencias únicas. La secuela mejora en casi todos los apartados y ofrece una historia cargada de emoción, con personajes inolvidables, mecánicas sólidas y una jugabilidad que, si bien no es para todos, sigue siendo especial. ¿Raro? Sí. ¿Brillante? También. Y sí, seguimos repartiendo paquetes…pero nunca había sido tan placentero.

