
¡Qué tiempos aquellos! Agarrar la Nintendo DS, abrir esa concha mágica con sus dos pantallas y perderse durante horas en mundos pixelados que nos hacían soñar. Lanzada en 2004, la DS no era solo una consola; era una puerta a la imaginación, un compañero inseparable en viajes en coche, recreos y noches bajo las sábanas. En Colossus Gamers, hoy nos ponemos el gorro de la nostalgia para recordar por qué la Nintendo DS marcó una generación, sus juegos más legendarios y, sobre todo, la joya que fueron Pokémon Diamante, Perla y Platino. ¡Coge tu stylus y súbete a este tren del recuerdo!
La DS: Una consola que rompió moldes
Cuando Nintendo lanzó la DS, muchos la miraron raro. ¿Dos pantallas? ¿Una táctil? ¿Eso qué es, un gimmick? Pero, ¡vaya si nos callaron la boca! Con 154.9 millones de unidades vendidas, la DS no solo superó a la Game Boy; se convirtió en una revolución. Su pantalla táctil, el micrófono, el Wi-Fi para partidas locales y hasta el chat PictoChat hacían que todo se sintiera futurista. ¿Quién no dibujó garabatos en PictoChat con los colegas o sopló al micro para pasar un puzle en The Legend of Zelda: Phantom Hourglass?
La DS era pura magia portátil. Ligera, resistente (¿cuántas caídas sobrevivió la tuya?) y con una batería que parecía eterna, era la consola perfecta para niños, adolescentes y hasta padres que se enganchaban a Brain Training. Pero lo que realmente la hizo inmortal fueron sus juegos. ¡Vamos a hablar de esos clásicos que aún nos dan escalofríos!
Los juegos que definieron una generación
La biblioteca de la DS era un tesoro interminable, con más de 2000 títulos que iban desde joyas AAA hasta indies experimentales. Aquí van algunos de los más emblemáticos que nos robaron el corazón:
- Super Mario 64 DS: Un remake del clásico de N64, pero con Yoshi, Luigi y Wario jugables, nuevos minijuegos táctiles y un multijugador que nos tenía pegados en el patio. ¿Quién no intentó sacar las 150 estrellas?
- The Legend of Zelda: Phantom Hourglass: Con controles táctiles que hacían que navegar y pelear fuera una delicia, este Zelda nos llevó a surcar mares y resolver puzles como nunca. ¡Y ese templo del Rey del Mar que volvías una y otra vez!
- Mario Kart DS: El rey de las carreras en portátil. Circuitos como el Reloj Tic-Tac o la Mansión de Luigi, misiones en el modo Batalla y las primeras partidas online vía Wi-Fi. ¿Cuántas veces gritaste por un caparazón azul?
- New Super Mario Bros.: Un regreso a las raíces 2D con gráficos modernos y multijugador caótico. Saltar por el Mundo 1-1 con el tema clásico sonando era pura felicidad.
- Animal Crossing: Wild World: Tu primer pueblo, tus vecinos gruñones, las noches cazando bichos y las deudas con Tom Nook. La DS nos dio una vida virtual que aún recordamos con cariño.
- Nintendogs: ¿Quién no tuvo un perrito virtual al que mimar? Soplabas al micro, le enseñabas trucos y hasta competías en torneos. ¡Era como tener un Tamagotchi 2.0!
Pero, si hay una saga que brilló con luz propia en la DS, esa fue Pokémon. Y las ediciones Diamante, Perla y Platinofueron su corona.
Pokémon Diamante, Perla y Platino: La cima de Sinnoh
Si cierras los ojos, seguro que aún escuchas la melodía de Ciudad Jubileo o el rugido de Dialga en la Cima del Monte Corona. Pokémon Diamante y Perla (2006) nos llevaron a Sinnoh, una región de paisajes nevados, mitología épica y un ritmo pausado que enamoraba. Con 17.6 millones de copias vendidas, estos juegos no solo fueron un éxito; definieron lo que significaba ser un entrenador Pokémon en los 2000.
¿Qué los hacía tan especiales? Para empezar, la Pokédex de Sinnoh nos dio iconos como Lucario, Garchomp y Turtwig (¡team Turtwig forever!). La historia, con el Team Galaxia y los legendarios Dialga y Palkia, tenía un toque más oscuro y ambicioso. Y luego estaba el Pokémon Wi-Fi Plaza, que nos dejaba combatir y tradear con gente de todo el mundo. ¿Recuerdas esperar horas para conseguir un Manaphy en un evento?
Pokémon Platino (2008) llevó todo a otro nivel. Con una historia expandida, el Mundo Distorsión de Giratina, un Frente de Batalla brutal y mejoras como combates más rápidos, Platino era la versión definitiva. Además, el Parque Compi y los concursos Pokémon con disfraces táctiles eran puro vicio. Sinnoh no era solo una región; era un hogar. Y la DS, con su pantalla táctil para los combates y el Poké-Reloj, hacía que cada momento fuera inolvidable.
La DS y una época que no volverá
Jugar a la DS no era solo viciar; era compartir. Intercambiar Pokémon con el cable Link, pasar el stylus a un amigo para un minijuego, o gritar en el bus escolar porque te salió un shiny en la Cueva Retorno. Era una época sin microtransacciones, sin DLCs abusivos, solo juegos completos y pura diversión. La DS nos enseñó que no necesitábamos gráficos 4K para emocionarnos; bastaba una idea brillante y un cartucho bien hecho.
Un recuerdo que vive en nosotros
La Nintendo DS fue más que una consola; fue una cápsula del tiempo. Cada arañazo en su carcasa, cada cartucho soplado para que funcionara, cada batería agotada tras una maratón de Pokémon cuenta una historia. Diamante, Perla y Platino nos hicieron soñar con ser maestros Pokémon, mientras Mario Kart y Zelda nos recordaban por qué amamos los videojuegos. Hoy, en 2025, con la Switch 2 arrasando, miro mi vieja DS Lite rosa y sonrío. Porque, aunque el mundo ha cambiado, esos días de stylus, pantallas dobles y aventuras en Sinnoh vivirán siempre en mi corazón.
¿Qué recuerdos tienes de tu Nintendo DS? ¿Eras de Diamante, Perla o Platino? ¡Cuéntanos en los comentarios y comparte este viaje nostálgico con la comunidad!

