
Elden Ring: Nightreign, una propuesta tan fascinante como exigente, que enamorará a los fans de la saga… y dejará fuera a todos los demás.
Desde su anuncio en los Game Awards 2024, Elden Ring: Nightreign levantó dudas y expectativas a partes iguales. Por primera vez, From Software ponía toda la carne en el asador en un título centrado en el juego cooperativo, en lugar de limitarse a funciones online secundarias. ¿El resultado? Un juego que entrega momentos memorables, pero que también arrastra errores típicos de quien aún está aprendiendo a moverse en un nuevo terreno.
Solo para devotos del «soulslike»
Elden Ring: Nightreign no es para todo el mundo. Desde su primer minuto levanta un muro de dificultad que solo los fans más curtidos podrán escalar. Para quienes han compartido hoguera en Dark Souls, Bloodborne o el propio Elden Ring, es una carta de amor repleta de desafíos, emoción y mecánicas que exploran todos los ángulos del género.
Pero para los recién llegados, es como aterrizar en un planeta hostil sin instrucciones.

Un cóctel exigente y único
Este título mezcla ideas del battle royale, el roguelike, incursiones al estilo World of Warcraft y speedruns de Elden Ring. Todo dentro de partidas cooperativas de unos 50 minutos donde tres jugadores recorren un mundo hostil durante tres días de juego in-game. El sistema de elementos, el farmeo, las builds, y la influencia de los eventos especiales lo convierten en un reto fascinante… pero también inconsistente.

Grandes momentos… y grandes ausencias
Elden Ring: Nightreign brilla cuando exploras todo su potencial: enemigos finales espectaculares, builds que obligan a salir de tu zona de confort, y una celebración jugable del ADN From Software. Pero tiene puntos débiles importantes: la experiencia en solitario es pobre, no hay juego cruzado, y el contenido endgame es escaso. Además, la inestabilidad del framerate en consolas sorprende viniendo de un estudio que siempre cuida estos detalles.

LO MEJOR | LO PEOR |
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Los combates contra los jefes finales, espectaculares a nivel audiovisual y jugable. | La experiencia en solitario está desequilibrada y falta una opción para dúos. |
La mezcla de sistemas lo convierte en un juego único e incatalogable. | Progresión chapada a la antigua: faltan motivos para seguir jugando más allá de los ocho principales objetivos. |
El regreso de ciertos contenidos de Dark Souls son puro fanservice que arrancan una sonrisa. | Los eventos de mundo y situación, demasiado poco habituales. Una vez completas el juego es un milagro volver a verlos. |
Te obliga a usar todas las mecánicas de combate de forma creativa. Diverso a rabiar. | El framerate, al menos en consola, baila demasiado explorando el mundo. Se aprecian más caídas que en Elden Ring. |
La influencia de los eventos sobre el mapa. Lugares como el Pico o el Cráter son muy vistosos. | No hay juego cruzado entre plataformas, lo que limita su comunidad. |
Conclusión
Elden Ring: Nightreign es una experiencia inolvidable para los fans acérrimos de From Software. Su combate, diseño y mecánicas brillan con fuerza cuando se entienden sus reglas… pero sufre a la hora de atraer o retener a nuevos jugadores. Aporta entre 40 y 60 horas de acción de alto nivel, pero deja dudas en cuanto a su futuro si no se amplía con más contenido o se ajustan elementos clave.

